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Tras una digitalización que perjudica y discrimina ahora toca IA

En 2021 la UE impulsó la Década Digital. Es un ambicioso proyecto de transformación tecnológica de lo público, la empresa y lo privado. En la calle se conoce como la digitalización, al igual que ya habla de la IA, que pronto no habrá que aclarar que es Inteligencia Artificial. Como todo en Europa, 2030 es la meta. No se completará por el rearme que se lleva todo el dinero. Pero en el camino quedan rezagados los mayores, sin alfabetización digital, y crece la preocupación por el uso no controlado de estas tecnologías por los menores. En paralelo, brota más acoso, delincuencia cibernética, pérdida de privacidad, y nuevo olvido de lo rural.

No me valen conclusiones oficiales, ni bancarias, ni tampoco de determinadas organizaciones, sobre los resultados, a día de hoy, del avance de la digitalización en España, ya que los tomo como informes interesados. Si lo cuenta el Gobierno resulta que, dentro de la Unión Europea, estamos casi los primeros en digitalización y conectividad. De explicarlo la banca, te aseguran que los clientes están encantados de hacerlo todo online, y que no existe problema alguno en que nos hayan dejado prácticamente sin oficinas y cajeros automáticos en los que poder sacar nuestro dinero. Y si ya te lo cuenta alguna consultora que trabaja en el tema, la balanza informativa se equilibra porque la digitalización de la economía española no es para tantas bondades como se cuentan. Baste recordar lo que supuso el apagón general en toda España, aún por explicar, y no tener dinero en el bolsillo para pagar desde un simple café, coger un taxi, a saldar la compra en el supermercado.

No niego que es la Inteligencia Artificial, la IA, la que me ayuda a saber determinados datos sobre los pros y contras de la digitalización, aquí y fuera de aquí. Como ventajas tenemos el aumento de la productividad en las empresas y su competitividad. Permite mayor flexibilidad laboral con el teletrabajo, llegas rápidamente a todo el mundo (mercados y nuevas posibilidades de negocio), y tienes mejor acceso a servicios y a la educación. Como dicen que todo esto suma no quiero porfiarlo, pero por lo último de dar más educación no paso.   

Vamos con las desventajas, que aquí estoy mayormente de acuerdo. Brecha digital y desigualdad, riesgos de seguridad y aumento de los ciberdelitos, dependencia tecnológica (luego hablaré de menores y mayores), impacto negativo en los trabajadores menos cualificados y de edad, y la invasión de datos que tenemos, lo que va en detrimento de la información de calidad, sobre todo veraz. El aumento vertiginoso de la manipulación, la falsedad y la mentira son hechos.  

“La digitalización de la economía no es para tantas bondades como se cuentan. Baste recordar el apagón general, y no tener dinero para pagar”

Sigamos. La IA está estrechamente ligada a la digitalización, y a esa frontera puesta en el año 2030, con los cuatro aspectos que se ha propuesto alcanzar la Unión Europea y sus países socios: La digitalización de los servicios públicos, la transformación digital del sector privado, creación de infraestructuras digitales seguras y sostenibles, y ahondar en el talento. También todo esto es mucho decir, especialmente lo del talento, porque no se cuida y España es uno de los países que peor ejemplo da al respecto. Quiero añadir que lo de Europa volcada en un rearme, que la va a hipotecar por largo tiempo, pone en riesgo todos los demás proyectos, económicos y sociales, en los que estábamos inmersos antes de que Putin nos metiera miedo a diario con sus drones, y Estados Unidos se muestre esquivo en defender suelo UE en caso de ataque ruso.

Al abordar la Inteligencia Artificial, cuesta mucho desmenuzar las ventajas y desventajas, ya que unos lo verán de más utilidad y otros que resta a la imaginación, trabajo y esfuerzo personal. La IA automatiza que es un primor, reduce el error humano, potencia la creatividad, aporta precisión, agiliza la toma de decisiones, entra en el diagnóstico de enfermedades, proporciona mejores respuestas ante los fraudes, y supone un soporte de conocimiento instantáneo dentro ya de casi cualquier cuestión. Todo esto está requetebién,  pero su uso pone al tiempo en cuestión la vulneración de derechos, en especial de imagen y privacidad. Tiene un alto coste en dinero a invertir, y la pérdida real de empleos es una de las cuestiones más extendidas dentro del debate actual que hay sobre su mayor o menor uso. Van a surgir leyes IA, porque preocupa también su aplicación maliciosa y apartarse de lo que entendemos por ético. Con la ética actual, en todos los terrenos, hoy es para exclamar eso de ¡madre mía!

Si en algo confluyen estrechamente la digitalización y la IA es en su repercusión en niños, adolescentes, juventud y también tercera edad. Con los mayores cabe hablar de brecha, desigualdad y discriminación. Es patente sufalta de conocimientos ante una educación digital que no reciben. Con el resto de grupos sociales ocurre lo de su total dependencia de Internet, tecnologías, redes, el móvil y las nuevas relaciones sociales que todo ello crea, para bien y para mal, parándome en el acoso escolar y el bullying,

Quiero terminar con el mundo rural y cuando se habla de su despoblamiento. A algunos se les llena la boca al decir que los pueblos merecen los mismos servicios que las ciudades. Frase fácil y, sobre todo, vacía. Lo cierto es que la digitalización les ha quitado mucho de lo poco que tenían. Desde una sucursal bancaria, el bar que servía al tiempo de ultramarinos, por supuesto el cajero para disponer de dinero en un momento dado, además de otros servicios que van desde Correos a perder el dispensario médico con el titular que cuidaba de la salud de los habitantes de la localidad. Si con la IA hay especial preocupación por determinados trabajos y profesiones que pueden desaparecer, caso de operarios de fábricas a periodistas, ¿qué ocurrirá en el mundo rural? En los objetivos de la UE sobre digitalización se olvidaron del campo, y se perdió una oportunidad más. Por eso hoy se vive con mayor intensidad la desafección que hay entre lo rural y lo urbano. Hemos olvidado lo principal, que vivimos de lo que nos ofrecen agricultores, ganaderos y productores. A cambio, bien poco les ofrecemos, desde infraestructuras escasas o nulas, a ninguna modernización tecnológica, donde falta esa gran alfabetización digital. Así, ni los Gobiernos, ni la banca, multinacionales y demás interesados en este trascendental cambio social, pueden hablar unos buenos resultados, con igualdad para todos.

“Si con la IA hay preocupación por determinados trabajos que pueden perderse, caso de operarios de fábricas, ¿qué ocurrirá en el mundo rural?

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