Enemigos poderosos de Europa mantienen que la UE puede desaparecer como tal. Mi presentimiento no llega a tal extremo, pero la sensación no es buena. No lo es porque cuando se descuida el interior de un hogar y a su familia, consecuencias no deseadas son desavenencias y rupturas. Con un ejemplo tan facilón, quiero expresar, como ciudadano europeo, que hoy no veo remar juntos a los socios de la Unión. Tenemos el mal precedente de Reino Unido y su abrupta marcha. En Bruselas está pasando un poco como en el resto de la sociedad. Vemos demasiados gestos de puro egoísmo, tal España, y de casos que demuestran ir solo a lo suyo, tal Francia.
Seguro que alguna vez usted ha pensado en eso de poseer una bola de cristal de las que predicen el futuro, y utilizarla especialmente como ventaja a la hora de acertar, por ejemplo, con un sorteo de lotería. Por supuesto que yo también estoy en este bando, aunque hoy en día, con los malos tiempos, modos y maneras que discurren para todo, no sé si me inclinaría por semejante ensoñación del todo ficticia. Quiero llegar a la conclusión de que no se trata de ser un Nostradamus (Michel de Nostredame,1503-1566), pero tampoco instalarse como ahora en mejor no pensar, no saber, no imaginar, menos opinar y, de ahí, permitir que nos ninguneen desde dentro y desde fuera.
Estoy segurísimo de que hoy respondemos pusilánimes a tanta imposición. Porque de una sociedad sumida en semejante parálisis, que no lucha ni se reivindica, que permite ese menosprecio constante, no puede desprenderse buen futuro. Dentro de esta reinante despreocupación por todo, determinados ciudadanos nos hacemos preguntas. Por cercanía de donde habitamos, una de ellas es cuál es el futuro de la actual Unión Europea, como bloque político, económico y social, tan acechado por los desprecios y amenazas constantes de Donald Trump (culpable con Netanyahu del genocidio de Gaza) y Vladimir Putin (que deberá rendir cuentas por invadir Ucrania y masacrar a su pueblo, además de provocar militarmente con permanentes incursiones de aviones o drones en el espacio aéreo UE).
En consecuencia, en el orden mundial, ¿qué pintamos hoy como europeos? Robert Schuman y Jean Monet son considerados fundadores de la nueva Europa que surgió tras la Segunda Guerra Mundial. Les impulsó entonces lo que denominaron una Visión para Europa, fíjense si hoy vuelve a tener actualidad. En 1950 estos dos franceses basaron su idea de Europa en términos de paz duradera a través de integración económica y política más solidaridad. También crear un espacio de cooperación y libre circulación de personas y bienes, evitando así futuros conflictos bélicos, promoviendo una Europa unificada, próspera y democrática con valores compartidos. Setenta y cinco años después, ¿queda algo de todo esto? Si, queda, pero muy resquebrajado y con una desafección muy grande entre instituciones europeas y ciudadanía, más unos países miembros que van por libre en muchas cuestiones, algo a lo que España y su Gobierno no es ajena ni mucho menos por las situaciones políticas y económicas tan rocambolescas que se están dando aquí.
“¿Qué pintamos como europeos? Hay una desafección muy grande entre instituciones y ciudadanía, más unos países que van por libre, España”
“Europa se formó para joder a Estados Unidos”, “Europa nos estafa”, “La Unión Europea se aprovecha terriblemente”, “La Unión Europea es muy desagradable, pero aprenderá a respetar a los Estados Unidos”. Son algunas de las frases que Donald Trump nos dedica de habitual, mientras Bruselas, sede de la Comisión Europea y la presidenta que la dirige, Ursula von der Leyen, se ha especializado en consentir y callar. Antes de que iniciara su segundo mandato el presidente más bronco que han tenido los norteamericanos, ya empezó a amenazar a todos los países, especialmente europeos, con poner aranceles desorbitados a las exportaciones que llegan a Estados Unidos. Al final dichos aranceles se quedan para Europa en un 15%, aunque no está muy claro lo que pasará con determinados productos. En vez de meterme en los entresijos del acuerdo, se lo voy a resumir diciendo que va a suponer una subida generalizada de precios para los consumidores, más aún de lo caro que ya pagamos todo.
Vamos con las frases de otro personaje. “La UE no tiene soberanía”, “En los años 30, Occidente hizo posible el liderazgo nazi en Alemania y ahora quiere lo mismo en Ucrania”, “La UE puede desintegrarse igual que la Unión Soviética”. Acierta, han salido de la boca de Vladimir Putin, quien se considera el presidente más democrático que ha tenido el mundo, tras citar a Ghandi como su gran referente. O se nos ha ido la olla a todos, o son unos pocos, que mandan sobre todos, pero no reciben las pertinentes contestaciones, ni políticas, en las urnas, económicas o mediáticas, sobre las tremendas sandeces que dicen, que no es lo peor, es que se las creen a pies juntillas.
De todas las frases que cito, Trump y Putín coinciden especialmente en una: La UE puede desaparecer como tal, y se escudan, aquí con razón, en el mal precedente de Reino Unido saliendo, algo que hace un daño terrible a la Unión. En primer lugar, porque es cierto que otros países pueden seguir el mismo camino. Ni Francia ni Alemania están en su mejor momento, y hablan solo por ellos en muchas cuestiones. El rearme es un ejemplo, la inmigración otro, y los recortes sociales también. El resto de países, como España, están a otros discursos y conflictos internos, pero cuando desde el Gobierno francés se habla de que sus arcas no llegan a final de mes, es como para preocuparse y mucho sobre el futuro incierto de la UE.
Bruselas se duerme y retrasa frente a los grandes retos, con problemas muy serios que van desde el propio presupuesto europeo, el acabose de los fondos europeos, la vivienda, el trabajo, la inmigración, y ahora destinar gran parte de la riqueza de los países miembros a un gigantesco rearme que nos va a hipotecar. La desafección de los ciudadanos hacia esa Visión para Europa que establecieron los auténticos fundadores es muy real. El divorcio entre el mundo urbano y el rural está ahí. Para que Europa vuelva a creer en sí misma, han de empezar por hacerlo sus principales instituciones y los representantes de las mismas. Resulta muy preocupante lo que piensa la juventud al respecto de todo lo europeo. No les llega el mensaje claro, y de ahí no pueden sentir lo que no se les ha inculcado como es debido. Ahí si nos gana Estados Unidos, Rusia y China. Además de lo comercial, hay valores inalterables en ellos a los que desgraciadamente la Unión Europea ha dejado de prestar la debida atención. Sí, es como desear una bola de cristal que nos cuente lo que va a ocurrir, o mejor, poner a Trump y Putin en su sitio.
“Bruselas se duerme frente a los retos. Preocupante lo que piensa la juventud de lo europeo, no pueden sentir lo que no se les ha inculcado”