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Ciudadanos pensativos al ver infracciones y riesgos a tutiplén

Entiendo que, a más edad, puedas tener nostalgia de cosas vividas, por ejemplo, una sociedad mejor educada, y califiques hechos que suceden hoy   de habitual como inauditos, al poner en riesgo a los demás. No se inquiete, su preocupación es pertinente. Pasa mucho, y las redes sociales son la mejor pantalla para ver todas estas barrabasadas, que, efectivamente, atentan contra la seguridad de otros. Lo ves en la circulación, paseando por las calles, o cuando acudes a festejos. Los ayuntamientos empiezan a tomar decisiones, porque las quejas e inquietud ciudadana son dos motivos de peso para atajar antes que lamentar.

Mantengo un debate abierto con personas de mi entorno, sobre si me estoy volviendo un rutón, o es que realmente las cosas raras que pasan y ves a diario en el lugar donde vives, se han salido de madre, hasta el punto de que cada uno hace lo que le da la gana, cometiendo constantes imprudencias, sin tener en cuenta reglas y normas, dando igual la tranquilidad y seguridad de los demás. Les prometo contarlo mejor, cuando resuelva la incógnita que se esconde bajo esta pregunta: ¿Qué nos está pasando?

En todo caso, un país poco serio como es el nuestro contamina todo, empezando por la sociedad de convivencia que se supone conformamos los ciudadanos. Dentro de la misma, el respeto es lo primordial, pero resulta que el respeto ha huido de España, aunque no sabría muy bien decirles dónde se ha instalado, ya que ni si quiera se habla hoy de Suecia como lugar ejemplar (antes), pero que ahora está con el endurecimiento del sistema penal, ante la extrema violencia que propician las pandillas. Mientras, ya saben, aquí no pasa nada de eso;todo se vende en orden, aunque no funcione ni la seguridad, ni los transportes, ni las emergencias, empezando porque te pueden ocupar la casa y adiós muy buenas.  

En fin, para ir concretando más, la temática de este articulo me surgió tras comprobar mediante dos noticias que la mala educación, unida a ignorancia y pasotismo total, es realmente la nueva pandemia que sufrimos. Primera noticia: “Tres turistas se cuelan en el recinto de lobos de Cabárceno saltándose las normas y serán denunciados”. Segunda: “Barcelona se harta y multa con hasta 500 euros a todos aquellos que hacen algo que se ve cada día en la calle y supone un riesgo”. Ni el propio titular de este último aviso municipal puede concretar en pocas líneas la cantidad de cosas raras que llegan a verse, y menos aún los riesgos que pueden correr pacíficos ciudadanos, frente a tanta irresponsabilidad que amenaza con generalizarse. Por eso, mejor citar algunos ejemplos concretos. Peleas, agresiones (personal sanitario), insultos y maltratos, mala atención de las administraciones al ciudadano, que te atropellan a la mínima con huida incluida, que no se respetan las señales de circulación, que el peatón pasa por donde quiere, destrozo de vehículos, que el mobiliario urbano sufre como nunca, se ha regresado a tirar de todo al suelo o que nadie ayuda en la calle a quien lo pueda necesitar.  

“Un país poco serio contamina todo, empezando por la convivencia. El respeto es primordial, pero resulta que el respeto ha huido de España”

Aunque lo ocurrido en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno es de nota, las malas acciones en materia de circulación de vehículos, incluido el uso de motos, patinetes y bicicletas, son las que más captan las denuncias ciudadanas, y como respuesta está el ejemplo de la nueva ordenanza municipal de circulación barcelonesa. Promete interesar a otras corporaciones municipales, ya que todos los lugares presencian similar escenario, en ocasiones, semi caótico. Es más que oportuno recordar, además de sancionar debidamente, para quién son las aceras, los carriles bici, y poner verdaderamente coto a un dislate que crece en todas las ciudades como son los patinetes eléctricos. Las urbes han gastado cantidades ingentes de dinero en la construcción de estos carriles, siendo habitual ver a ciclistas por aceras y carreteras. Aprovecho para introducir que la legislación española, en concreto el Reglamento General de Circulación, estipula que los ciclistas, al igual que cualquier otro vehículo, deben detenerse en los semáforos. Muchos de ellos, creen que esta prevención hacia el peatón que cruza por un paso no va con ellos, y es algo que se incumple por sistema.

También Madrid ha dicho basta a los patinetes eléctricos. Las empresas que los alquilan ya no podrán hacerlo en la capital de España, aunque la medida no afecta a los particulares, que son legión. Las protestas de los ciudadanos sobre el desorden y el caos provocado por los patinetes en las aceras han sido un factor determinante en la toma de esta medida. En el país en que todo va bien, cada 27 horas ocurre un accidente de patinete eléctrico. Solo en 2022 se produjeron 299 percances, que arrojaron un total de 12 fallecidos. En general, estos siniestros se producen entre patinetes con coches y peatones. En una sociedad tan cambiante se hace necesario que los municipios y sus ayuntamientos adopten medidas valientes, ya que lo que está en juego es la garantía y seguridad de todos los ciudadanos. Así lo han hecho Palencia, Benidorm o Majadahonda, ciudades en las que los patinetes, para empezar, ya no pueden circular sin un seguro.   

Tengo que reconocer que, para sacar los colores, o encauzar una denuncia judicial, las redes sociales están haciendo una buena labor respecto a lo que se dice en Barcelona de lo que se llega a ver cada día en la calle y supone un riesgo. Incluso los medios de comunicación tradicionales publican los videos de las burradas que se cuelgan, desdeun adelantamiento absolutamente peligroso en una rotonda, hasta las imágenes del momento en que una familia, con un menor, salta una valla y se cuela en el recinto de lobos del Parque de la Naturaleza de Cabárceno (Cantabria). “No se le ocurre ni al que asó la manteca” es una expresión muy nuestra que vuelve a estar de moda. Describe a alguien que ha hecho algo extremadamente estúpido, demostrando su falta total de juicio. Sucesos, imprudencias y gamberradas siempre se han dado, no hace falta que nadie me lo recuerde. Pero sucede que ahora estamos en un mundo que acaba de salir de una grave pandemia, lo que ha conllevado un largo confinamiento de los ciudadanos en sus domicilios. En ocasiones da la sensación que muchos han decidido vivir la vida totalmente a su aire, sin preocupación alguna, dando la espalda a normas y reglas. Al hacer todo mirando únicamente por ellos, creo que va en aumento la total despreocupación hacia todos los demás que conviven dentro de cualquier población. Parece que la modernidad mal entendida ha traído consigo el abandono de la simple educación, para ponerse a hacer cosas raras, a tutiplén, que vean los demás y de paso colgar en las redes. ¡Menudo presente!

“Muchos han decidido vivir mirando por ellos. La modernidad ha traído el abandono de la educación para hacer cosas raras que colgar en las redes”

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