En el final de este artículo cito a un instituto para la paz, y su opinión de este “ReArmar Europa”, plan presentado por Úrsula von der Leyen, nombre que ya no se le escapa a ningún europeo. De sus contundentes conclusiones, voy a adelantar lo principal: si inviertes en armas, lo reduces de la sanidad, la educación o la investigación. Hay países que no rehúsan esta verdad. Reino Unido y Francia hablan claro de lo que va a suponer gastar más en fusiles. Recortes, se llaman recortes sociales, frase que aquí provoca urticaria, habituados a retorcer y falsear el lenguaje, como ese ejemplo de llamar desfavorecidos a los que son pobres de solemnidad.
Cambiar a conveniencia el significado de las palabras no es nada nuevo. Se practica con asiduidad, en lo político, lo económico y también en lo social. Y todo para intentar explicar lo inexplicable. De tal manera, rearme significa (realmente) incrementar el armamento que tiene un Estado o una organización militar determinada, como puede ser la OTAN. Y hacer recortes, explicado a la manera de como lo hacen las familias españolas, supone que, teniendo un sueldo o dinero determinado, lo que gastes de más en algo (comida, energía o gasolina), tienes que eliminar otras compras a las que no llegas, porque el dinero no se estira.
Si en España al rearme se le denomina como defensa y seguridad, no duden que los recortes que vengan en materia social, y también a la cooperación internacional, lo llamarán nueva colaboración al desarrollo. Europa está hecha unos zorros, pero hay algo que sigue diferenciando a sus países miembros: la transparencia. La militarización y el belicismo trae unas malas consecuencias directas, pero aún hay países de nuestro entorno que se lo explican a sus ciudadanos claramente. Un ejemplo es el Reino Unido. Acaba de anunciar que la mayor inversión en armamento provocará que tres millones de familias inglesas dejen prontamente de percibir la ayuda social que venían recibiendo. En el siguiente caso vamos con Francia y Bélgica. La primera ya traslada que lo que venía destinando a cooperación internacional se verá reducido en un 35 por ciento, y la segunda aplicará de rebaja un 25 por ciento. En Países Bajos estos recortes son más drásticos: primero, la nación, pero es que ni Suiza, país rico donde los haya, mantendrá su tradición de ayudar a Albania, Bangladesh o Zambia.
Todo esto lo trae el rearme, a lo que hay que sumar lo que está ocurriendo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), tras dejarla tirada Estados Unidos, a lo que se va sumando países de la UE. Leo que grupos sanitarios se muestran alarmados ante la catástrofe que pueda suponer para los países que dependen del dinero extranjero destinado a combatir la malaria, el VIH, la tuberculosis y las denominadas amenazas emergentes, como supuso el Covid, que requieren de mayor investigación y desarrollo de vacunas, pero es altamente improbable esta inversión en salud, con lo que también podemos preconizar ya recortes en materia sanitaria.
“Recortes, explicado a la manera de las familias, supone que lo que gastes de más en algo, tienes que eliminar otras compras a las que no llegas”
La ayuda exterior que presta España, sobre todo a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, no es como paratirar cohetes,unos 574,63 millones, aunque sí es muy destacable que cada año iba experimentando un notable incremento, como el que se dio en 2023, de 196,25 millones, con respecto al año anterior. Hasta hoy, nuestro país apoya a otros 33 Estados, con ejemplos que van desde Marruecos, Etiopia, Níger, Senegal, Haití, Guatemala, Honduras, Guinea Ecuatorial, Túnez o Jordania. No olviden lo que les he contado atrás sobre lo que van a hacer a este respecto Francia y Bélgica.
El caso es que se acaba de conocer que la Unión Europea, en concreto Úrsula von der Leyen, quiere que España se gaste 25.000 millones más, al año, en defensa, y así durante los próximos cuatro años, lo que supondría, sí, mejor óiganlo sentados, la cifra de 100.000 millones. La alemana, presidenta de la Comisión Europea llama a su plan “ReArmar Europa”. Es curioso que, a la postre, lo de retorcer el lenguaje, para hacer parecer que lo blanco es negro, no de resultado. Porque desde Bruselas y ese plan de rearme llega nítida la exigencia de que los países europeos tendrán que ser capaces de soportar las tremendas inversiones que se les pide,con sus propios medios. ¿Cómo? La Comisión Europea lo tiene también claro: “Aumentando impuestos o reduciendo gastos”. Es inaceptable desde cualquier punto de vista.
2023 fue la última vez que en España hubo Presupuestos Generales del Estado. El montante de aquellas cuentas fue de 386.088 millones de euros. Por Ministerios, entonces se destinaron 35.977 millones a Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. 12.269 millones fueron a Trasportes, Movilidad y Agenda Urbana (el Ministerio de Obras Públicas de toda la vida), 12.825 a Defensa. Si estas cifras suenan altas, porque lo son, en cambio los denominados gastos sociales no tuvieron unos números que lleven a pensar que la inversión es realmente grande. Así ocurrió con los 3.010 millones del Ministerio de Sanidad o los 5.976 del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Pero para el mantenimiento del Ejército Español, ahora que se habla tanto de rearme, en aquel último presupuesto era la partida que más crecía con diferencia. De las pocas explicaciones que se dieron, dinero tan ingente se destinaría a material y armamento, y “apoyar y fortalecer la base industrial y tecnológica de España”.
Con este “Rearm Europe” de Úrsula von der Leyen, ahora nos ha dado por confrontarnos con Estados Unidos, aún aliado que tiene desplegadas en sus bases europeas, incluidas las dos españolas, a 20.000 militares. Ese proyecto belicista de la Comisión Europea estima ampliar ejércitos en 300.000 profesionales más, 1.400 tanques y 2.000 blindados de combate más, junto a no menos que 700 piezas de artillería. Como estas son cifras de institutos dedicados a la realización de informes militares, quiero acabar con una opinión del Instituto para la Economía y la Paz de Sidney. Para el IEP, hay dos cuestiones muy claras al respecto de este pretendido reamarme. Una es que el mayor gasto militar suele afectar negativamente a la calidad de los sistemas de salud y educación pública de un país. La otra es que se está hablando de un dineral, “que podría estar disponible para educación, sanidad o investigación”. Pero no, se va a contar con más armamento.
“Los países europeos tendrán que soportar tremendas inversiones, ¿cómo?, Comisión Europea: Aumentando impuestos o reduciendo gastos”