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ENTREVISTA A UN PORTERO

 Publicado el 15 de julio de 2010 en el Diario Montañés

         Al finalizar el partido España-Chile que nos metió en octavos dentro del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, más que en el juego de la selección, el coloquio se centro en determinadas manifestaciones sobre la relación personal de una guapa periodista televisiva con el portero titular español. Que ambos jugaran el mundial desde la retransmisión televisiva, una, y el fútbol, otro, ha sido motivo para el retorcimiento de ideas sobre si Casillas jugaba mejor o peor teniendo a su novia tan cerca. Cuesta creerlo, si no es porque incluso prestigiosos rotativos extranjeros entraran en el asunto nada más perder España con Suiza, y, tras ellos, casi todos los demás medios de comunicación españoles. Antes de que me sacaran de dudas las espectadoras femeninas con las que también veía los partidos, yo mismo albergaba alguna duda sobre saber diferenciar la relación y el trabajo de cada cual por el bien de nuestros jugadores y del ánimo de todos los seguidores y seguidoras. Craso error por el que tuve que pedir perdón esa misma noche de gloria, porque este asunto nunca tendría que haber merecido titulares ni grandes ni pequeños, lo que ha sido un machismo sobrado, no caben zarandajas y explicaciones de ningún tipo a la hora de armar semejante polémica, tan estúpida desde el primer minuto. La periodista es buena, hace notablemente su trabajo, y su vida privada le corresponde únicamente a ella, máxime si (como es cierto) nunca ha mezclado churras con merinas. Se puede decir lo mismo del jugador de fútbol, pero es que las miradas se han centrado casi exclusivamente en la periodista, y no ha sido precisamente por la belleza de su rostro, sino para ponerle la zancadilla en su prometedora carrera profesional.

          Me llama poderosamente la atención lo machista que sigue siendo el deporte, y la necesidad de tomar cartas en el asunto de una vez por todas, sin olvidar que el reciclaje personal es posible, así como las llamadas al orden desde las más altas esferas sobre el error de estas falsas polémicas, pero que hacen mucho daño a los protagonistas, sin comerlo ni beberlo. De hecho, cuando escribo para el Diario esta opinión, leo al mismo tiempo en uno de los medios que tanta atención ha dedicado a la periodista, que su nivel de aceptación entre los telespectadores ha bajado a raíz de todo lo que se ha dicho y se ha escrito sobre su labor en el Mundial de Fútbol y su relación con Casillas. Diversas crónicas prefirieron centrarse de forma perversa en que, cuando el rió suena, es que agua lleva. Lamentable. Bochornoso que desde los medios de comunicación que tanto y tan arduamente venimos informando y colaborando por una igualdad real entre la mujer y el hombre, nos prestemos a este tipo de debates que más parecen de la telebasura, tan criticada como vista, y que, por supuesto, también entró de lleno en la relación de la periodista y el portero de fútbol. A lo que se ve, pedir respeto a la vida íntima de las personas, a su profesión y libertad de hacer y de actuar, es una cosa, y salvaguardarla de dudas, de chismes y de comentarios absolutamente machistas, otra muy distinta. Así, lo que hacemos es retroceder en libertad.

Queremos desde la escuela que nuestros jóvenes se forjen en democracia, en valores, en igualdad, y en el respeto de opiniones, ideologías, religiones y formas de pensar y de sentir. Queremos erradicar males de nuestra sociedad, que ya nos tienen más que hartos, porque siempre traspasan la puerta indefensa de la mujer que recibe maltratos de diferente manera. Queremos acabar con la violencia de género. Queremos incluso involucrarnos en la cárcel que es para muchas mujeres andar por la calle con un burka. Queremos y queremos y queremos…, hasta que vuelve a salir en un momento dado lo peor de nosotros mismos, y cuando España acaba de ganar por 2 goles a 1 a Chile, y en nada ha tenido que ver para este buen resultado una periodista que espera a que se pite el minuto 90 para recoger declaraciones a pie de campo, y entre ellas, ¡por qué no!, también están las de su propio novio, nos perdemos en chorradas. Por cierto, impecables entrevistas las que hemos visto de esta  profesional que, como tantos en España, sólo tiene la desgracia de que la cámara la adore y, encima, ser una belleza. Deberíamos sentirnos contentos de que todo en ella sea así pero, a cambio, la hacemos sin serlo otra protagonista del Mundial. Cuando delante de tí, en el terreno de juego, tienes y buscas la noticia, y detrás un montón de cámaras que te graban para luego distorsionar la información, no puedo por menos que sentir lástima hacia los que actúan con esta premeditación. En España, se empieza por Belén  Esteban, y sus altas cotas de audiencia, y ya se buscan nuevos escenarios que terminan siendo auténticos estercoleros para el insulto, la invención, y la agresión machista. Este ha sido el caso de una periodista con todo el derecho que la da la acreditación de su medio a entrevistar a un portero, que da la casualidad que es su compañero. ¿Dónde está el problema?

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