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CENA DE PERIODISTAS

Publicado el 28 de enero de 2010 en el Diario Montañés

He llegado ya a la edad en que se coge asco a las mal llamadas comidas de trabajo, y sólo me lo paso bien en las que puedo confraternizar o aprender algo más, fruto de una buena conversación de mantel y sobremesa. Es corporativo, pero me sucede esto último con la cena que celebramos los periodistas cántabros cada enero, auspiciada por la Asociación de la Prensa en la que estamos agrupados. Cada año, entregamos un premio a un gran periodista y a una institución que se hayan hecho acreedores de este galardón llamado Premio “José Estrañi”, en memoria de aquel pedazo de periodista. En esta ocasión se lo hemos otorgado a la periodista Donata Bustamente y al 112, representado en la figura de su máximo jefazo como es Vicente Mediavilla. ¡Bien dados! La cena se celebró en el Gran Casino del Sardinero (diez para el equipo que dirige Antonio Merino). El salón de banquetes estaba ¡¡Abarrotaoooo!!, y los que faltaron, ellos y ellas se lo pierden, porque lo que es yo, no eche a nadie en falta. Los periodistas asistimos en tal número, que María Ángeles Samperio, Presidenta de la Asociación de la Prensa, tuvo que colgar con anticipación el cartel de completo.

Cuando recoges el “Estrañi”, pronuncias unas palabras, y tanto las de Donata (especialmente las de Donata) como las de Vicente, quedarán como exponentes para más de una conversación de hoy en adelante. “Dona”, como yo siempre he llamado a D.B., arengó a la profesión. Hizo bien, porque no estamos pasando por nuestro mejor momento de empleo, como bien recalcó nuestra presidenta. Parafraseándola, ¡no hijo, no; esto no es abrirte un blog y ya eres periodista!  Es como si mañana me presentó en una tertulia de radio, digo que soy ingeniero de caminos, y que para hablar de los planes de carreteras del Consejero de Obras Públicas, el más entendido soy yo. Pensándolo más detenidamente, creo que los periodistas nos cuidamos muy poco entre nosotros. En la cena anual, no pasa, y me alegro. Hablamos, nos escuchamos, y nos sentimos orgullosos de lo que hacemos. Una sociedad sin buenos periodistas, no es una buena sociedad. La frase me la acabo de inventar,  pero va a ser que llevo razón. ¡Hasta la cena del año que viene!

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