Publicado el 18 de diciembre de 2009 en el Diario Montañés
El clima de Cantabria no se lleva muy bien con esa especie de visión de un huevo frito que puesto encima de un mapa de España dice a los telespectadores que aquí va a hacer buen tiempo. Cada puente festivo, sucede lo mismo. Si determinadas televisiones de ámbito nacional dicen que va a llover en la región, entonces hay que coger la toalla, la silla y tirar para El Sardinero. No dan ni una, pero han forjado ya en nuestro carácter un mosqueo permanente con la desidia que hay hacia Cantabria a la hora de sacar por la tele la previsión meteorológica correcta. Otra a la que nos tienen acostumbrados es que, citando el tiempo que van a dar en la Cornisa Cantábrica, aparece en el mapa todos los nombres de las capitales autonómicas (de Galicia, Asturias y País Vasco) menos el de Santander (yo metería también Torrelavega).
Si algo necesita nuestra autonomía como el comer es quitarse este lastre de las predicciones erróneas del tiempo. Suena fuerte, pero algunas televisiones nacionales parecen tener sus regiones predilectas. En el pasado puente de la Constitución, los hosteleros se quejaron nuevamente con toda razón, pero habría que tomar cartas en el asunto de una vez por todas. Las vacaciones se han acortado, y muchas familias toman su decisión de destino en base al tiempo. Como son pocos días y los quieres llevar bien, la primera exigencia que del turista es que la climatología sea al menos benévola. Cantabria tiene el San Benito de que siempre llueve. Mentira y gorda. Quien mejor da el tiempo de Cantabria son esos buenos aficionados que tienen estupendas páginas en Internet, aunque para decirlo todo es gente de aquí que conoce mejor que nadie nuestro clima y las predicciones. Es momento de contrarestar este daño con algo más que palabras. Las palabras sobre el tiempo que en épocas vacacionales se predice mal para Cantabria se han pronunciado a miles. No está mal exigir profesionalidad y rigor, pero también es más de lo mismo. Todo esto hace mucho daño a nuestro turismo, a los hosteleros y a la llegada de dinero fresco. Ya no caben más palabras.