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El fundador del periódico La Repubblica y el estado del periodismo (I)

 Ø      Más que nunca, el periodismo requiere de buenos referentes.

 Ø      Parece que los periodistas estemos permanentemente cabreados.

 Ø      El enemigo de los medios no son los medios en sí, pero lo parece.

 Ø      El Twitter tiene enganchado a muchos periodistas, pero esto no es periodismo.

 Ø      El móvil se ha adueñado de la información.

 Ø      El único mal del periodismo no es Internet, pero acarrea una revisión urgente de la deontología profesional.

Estoy preocupado por lo malito que se muestra el periodismo en general y releo cosas que han dicho a lo largo de su vida profesional grandes periodistas que admiro como Eugenio Scalfari, fundador del periódico italiano La Repubblica. Cuando en mi juventud estudiaba a los personajes de referencia lo hacía tanto desde el punto de vista de su vida como de su obra. Pues bien, recomiendo a los estudiantes de periodismo, a los periodistas en general, que urgen en la vida y obra de Scalfari, porque tomar nota nunca de está de más y ni siquiera se puede poner el pretexto de Twitter, Facebook o Instagran, para venir a decir que es lo que manda y lo demás ya no existe. Más que nunca, el periodismo requiere de referentes, de buenos referentes, y al viejo Scalfari hay que atribuirle la genial frase de que “Periodista es gente que le dice a la gente lo que le pasa a la gente”, pero tan bien esta otra mucho menos alentadora que la anterior por lo que denuncia: “El periodismo es un oficio cruel”. Todo hay que explicarlo en su contexto porque entre una y otra frase hay veinte años de diferencia, que es precisamente lo que representa una época boyante del periodismo en papel y otra bien distinta, de información por Internet vía ordenadores y Smartphone, llena de problemas, de crisis económica, de miles de periodistas en paro, y de comportamientos profesionales muy cuestionables que pueden desembocar en una injustificada crueldad. Preguntado Scalfari por un colega para que aclarara esto de la crueldad contestó: “Que el perro muerda al hombre no es noticia; que el hombre muerda al perro es noticia. Sólo que a los hombres no les gusta verse descritos mientras muerden a un perro, ésa es la crueldad”.

Y yo me pregunto: ¿Hay un momento actual de crueldad dentro de la profesión? La respuesta es que parece que estemos permanentemente cabreados, algo que se nota mucho en determinadas informaciones que mostramos a nuestros lectores, oyentes o televidentes. Lo voy a dejar ahí, sin entrar por ahora en editoriales, tertulias de televisión y radio en las que participamos los periodistas, porque en ese terreno hay momentos en que nos mostramos desbocados, en posesión de la verdad, abandonando en muchos momentos la necesaria independencia política a la hora de opinar.

Quiero brevemente enumerar ese estado de ánimo en el que parecemos estar los periodistas con ejemplos concretos. 1. El enemigo de los medios no son los medios en sí, pero lo parece. El enemigo siempre es el poder. 2. Pareciera como si nos hubiéramos dejado abducir por esos malos programas de tele que lo cuentan sesgado y manipulado porque solo desean divertir a la mayor audiencia posible, que por cierto declara a la primera ocasión que no ve el Sálvame. 3. Me tengo que referir de igual manera a las redes sociales, al Twitter, que parece tener enganchados a muchos periodistas, pero esto no es información, más parece discusión, diversión, buscar polémica y con ello audiencia, que al tiempo es recogida por los medios de comunicación que lo convierten en noticia. 4. En las noticias opinamos demasiado; nosotros tenemos que informar, ya hay columnistas para dar su opinión y por supuesto los propios editorialistas de los medios, que desgraciadamente también se van perdiendo sobre manera en los periódicos en papel. 5. Hablando de los periódicos en papel: su trabajo está en buscar exclusivas, darlas muy bien y de manera atractiva, aunque es incuestionable que los medios digitales están imparables porque accedes a su información desde el móvil (la vaca sagrada de la juventud de este país), llegan a cualquier parte del mundo, y se han hecho con la reputación y credibilidad de la que gozaban en mayor intensidad que ahora las viejas cabeceras del papel.

Los periodistas nos hemos ocupado durante años de trasladar a la opinión pública la celebración de los debates del estado de la nación o este mismo modelo de explicación política pero referido a una comunidad autónoma. Saco a colación estos debates informativos, no exentos de episodios de hastío y bostezos, para afirmar de que en España ha llegado el momento de que los periodistas debatamos sobre el estado actual de la profesión. Desde luego, por temática muy variada no va a quedar. Hay que hablar de las cosas que se han hecho bien (muchas), de lo malo (heredado o surgido), de los cambios en la profesión por la llegada de las nuevas tecnologías y, especialmente, del paro creciente y de la falta de oportunidades de los nuevos titulados en periodismo, unido a las malas condiciones laborales que se ofrecen. Parece como si el único mal del periodismo fuera Internet y terminar por descifrar cómo puede ser rentable para los medios, pero también está el uso de las redes sociales y la necesidad de revisar la deontología profesional que nos ataña a los periodistas.

En la segunda parte de este articulo ahondaré más en el periodismo e Internet. Como avanzadilla, voy a terminar esta primera entrega opinando que Internet está siendo para el periodismo, y a partes iguales, bueno y malo. Bueno porque la noticia ha requerido siempre de rapidez, de agilidad, de innovación para que la información llegara a todos los rincones del mundo e Internet ofrece todo esto y más. Los medios con que trabajamos hoy en día los periodistas son extraordinarios. Desde los ordenadores de todo tipo, programas informáticos a la medida, los buscadores en Internet o el acceso instantáneo a lo que publican los medios de comunicación de la competencia.  Lo malo es que Internet está lleno de chismorreo, de medias verdades, directamente de falsedades, difamaciones e invenciones, y este río de estiércol nos arrastra muchas veces a los periodistas a opinar más que informar, y a contar partes de la noticia y del personaje que la protagoniza que no vienen a cuento. Aquí es donde nos volvemos a encontrar con Eugenio Scalfari, fundador de La Repubblica,  y la crueldad del periodismo, por estar mal hecho.

 

Foto:   Eugenio Scalfari.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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