Hasta en la propia Casa Blanca ya lo tienen claro: el aspirante a presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es un peligro para el país y un mayor enemigo de la libertad, en general. Damos un salto a otro país: Francia. Los franceses, tras los atentados de Paris, han votado masivamente al Frente Nacional cuyo discurso se basa preferentemente en “Una Francia sólo para los franceses”. Así, esta república ejemplar y multicultural podría tener los días contados. Siendo este el contexto, ¿por qué los ciudadanos que se sienten demócratas votan a quienes representan estos peligrosos discursos? Las razones son muchas, las explicaciones no son difíciles de dar, pero me voy a parar en que las grandes instituciones que representan a la democracia (bastante débil en estos instantes) lo están haciendo rematadamente mal.
El racismo es un peligro habite donde habite y crezca donde crezca. La contestación contra él debe ser unánime, mundial, todos a una a la hora de decir: “Así, no”. ¡El que avisa no es traidor!
Vuelvo a las grandes instituciones de la democracia. Están replicando y combatiendo rematadamente mal el racismo y la xenofobia, porque no ven más allá de sus propios intereses, influencias y viejos debates, donde no se aporta nada nuevo ante grandes retos que tenemos hoy. Estos retos son el terrorismo, tenga el color de capucha que tenga, las guerras, los refugiados, el Cambio Climático y el reforzamiento de una unidad mundial que ahora no se da porque las grandes potencias van por libre, pensando que así seguirán ganando influencia y terreno, como siempre ha sido.
Esta forma de pensar y de hacer ya no vale en los tiempos actuales. El cóctel de crisis, desempleo, jóvenes sin futuro, unido a terrorismo y miedo, resulta un cóctel explosivo. Donald Trup es millonario en dinero y en influencia política, social y mediática (de medios de comunicación que reflejan y apoyan su discurso). Cuando dice que hay que cerrar las fronteras norteamericanas a los musulmanes está expresando una burrada, como antes hizo al referirse a los hispanos. El problema es que su mensaje no cae en saco roto. El problema se convierte en colosal desde el momento en que un personaje con eco público y mediático internacional propaga semejante racismo y alienta lo que puede ser una nueva división, por razas, en el mundo. ¿Dónde queda todo lo que hemos logrado tiempo atrás? Hablo evidentemente de libertad, la democracia, los derechos, las constituciones que nos hemos otorgado, los principios de justicia e igualdad de oportunidades? Estoy muy preocupado por los momentos que atravesamos, y los personajes que sacan partido de la pobreza, el dolor y las dificultades ajenas.