La crisis, haberla, hayla. Estamos con ella solo a buenas, sin más. Tiene que darse carpetazo a hablar de parados, falta de oportunidades, jóvenes que se dan el piro, sueldos ridículos, desahucios y preferentes, para superar esta brutal depresión económica que nos acosa los sueños desde hace años. No tengo respuesta que darles a la hora de saber cuánto tiempo ha de transcurrir para que vivamos como en 1999. Rectifico, sí tengo algo que decirles: cualquier tiempo pasado fue mejor. Los bancos, que son los que mandan a los de la Troica con la que se engarra ahora el gobierno griego, han cimentado muy bien (para sus intereses) este futuro donde casi todos vamos a trabajar más para ganar cada vez menos. A las puertas de elecciones en España, volvemos a la utilización del término «cambio» para prometer el Oro de Moscú si es necesario, La gran cuestión es: ¿qué va a suceder después de mayo? Merkel lleva la batuta de Europa. Su forma de expresarlo es recortes y ajustes para todos, menos para ellos mismos porque mandan mucho.
Se mira a Grecia que no ha hecho los deberes y ya van cuatro veces que les damos más paga los domingos de la que realmente merecen. Pero se ha llevado al mismo tiempo a la cuna de la democracia mucha miseria palpable en la calle, hogares sin luz ni agua, y correr frente al parlamento griego, delante de la policía, en pelota picada, para dejar patente al resto del mundo que no se puede gobernar a favor de los bancos y en contra de las personas. Lo que va a suceder a partir de ahora en Grecia terminará en película. El “Podemos Griego», que se llama Syriza, es el nuevo Caballo de Troya que quiere dar el asalto a su deuda externa, en manos de la actual Troya, que para ellos es la Troika (UE, Banco Central Europeo y FMI). Grecia ya está ganando porque se vuelve a hablar de la Odisea, de Homero y de las Cariátides. Puro y temeroso nacionalismo.