En el costumbrismo de este país de este país comparten protagonismo las ideas de que paga más el que roba una gallina que un banco desde dentro, y que los corruptos son a la vez poderosos para salir de la cárcel más temprano que tarde. Han pasado los años así, nos hemos hecho mayores y otros viejos, y la cuestión ha seguido igual, hasta que ahora ha reventado. Ya no valen atajos, apaños, componendas, pactos y acuerdos bajo la mesa, porque en los últimos cinco años de una crisis brutal que sigue entre nosotros la situación de millones de españoles ha desembocado en la miseria. Cuando se ha podido, nunca se la dado solución a este asco de meter la mano en la caja de todos, y la parálisis de ahora no es creíble porque se basa una vez más en que los malos vientos escampen.
No deja de ser sospechoso que se pretenda más regular Internet, que las propias leyes escritas, ya caducas. El por qué hay que verlo en que Internet es muy indiscreto, aparecen imágenes, comentarios, reflexiones y personajes que antes de entrar en política o
en negocios turbios tenían una vaca, y hoy no saben en cuantas cocheras meter sus coches de lujo. Que la Policía no es tonta es un hecho evidente y hay que sentirse orgulloso una vez más de los hombres y mujeres que están al frente de la seguridad de todos los ciudadanos.
Creo que ha llegado también el final para esa otra frase tan acuñada dentro de nuestro vocabulario y que se refiere a que España es diferente. Tenemos un serio problema con incumplir leyes y normas, lo que nos lleva a construir donde no se puede, a forzar licencias a base de maletines, y a buscar el favor de quien nos lo pueda hacer. Como sucede con jueces y policía, hay que reforzar la independencia de todo aquello que suponga la administración. Con tanta corrupción es verdad que hemos recibido un nuevo varapalo moral y ético, con la salvedad de que vemos que al mangante se le persigue, sea quien sea. Lo que queda por delante no es poco, hasta que el ladrón de gallinas pague menos que el de cajas de ahorros, y la puerta giratoria por la que entras y sales de la cárcel al tiempo sea desmontada definitivamente.