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HACER DEL MIEDO UNA NECESIDAD

Los grandes dictadores que han muerto en la cama, antes habían hecho del miedo su mejor arma para mantenerse en el poder y lo manejaban con la facilidad que Houdini hacía la magia más imposible. Este siglo es el siglo del miedo, un poco por todo. A finales del anterior se habían titulado no pocas idioteces (por no tener base alguna) sobre si estos próximos cien años iban a ser el no va más de esto y de lo otro. Nada se va a cumplir, callado está. Aunque las mentiras tan difundidas tendrían que pagarse de alguna manera porque, de otra forma, hasta que uno no se va haciendo mayor, no se da cuenta de verdad todo lo que se miente gratuitamente. El miedo casi siempre es difícil de superar porque en las diferentes culturas y religiones se contesta con más miedo. En los diferentes tiempos de la historia el dinero ha causado los mayores estragos de miedo y no digamos las guerras mundiales. El referendum de Escocia lo ha ganado el dinero y lo ha perdido el temor a que se vaya de un país que empieza de nuevo.

Los mercados son los bancos y se teme más a que una simple tecla de ordenador trasfiera capital a otros lugares que se consideran más seguros, a los cambios cotidianos de banderas, denominaciones y sustitución de estatuas que pueda traer consigo un país que accede a su independencia. La independencia real ha quedado relegada por las monedas más conocidas. Vales lo que vale tu dinero y puedes, según lo manejes en mayor o menor medida. Este XXI está reforzando el capitalismo y el militarismo hasta límites de empobrecer a quien haga falta, de no seguir las directrices de esos bancos-mercados que a fin de cuentas lo están rigiendo todo. En los años bonitos eras un número de la seguridad social con una hipoteca a cuestas. Hoy hay muchos tipos de pobrezas, todas ellas definidas por un miedo a estar peor.

Alguien que es de cabeza tranquila tiene realmente todo un tesoro en su propia manera de ser. Se educa para el miedo, creces con él (ansiedades), y, cuando has llegado a determinadas cosas, rescatas nuevamente el miedo a perderlo todo, incluyendo la vida. El hecho de vivir es maravilloso pero la forma en que hemos definido como hacerlo es una auténtica mierda. Cuando te das cuenta, cambias y por eso quieres también cambios. Es entonces cuando se opone todo, porque mejorar, equilibrar, erradicar, ambicionar y superar se convierten en verbos prohibidos, según sean los intereses de todo tipo que se dan cita en la combinación de reglas y más reglas que hay por doquier. El caviar de la vida es un día sin miedo, por eso es tan inexistente, no vaya a ser que los cambios lleguen alguna vez de verdad.

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