Estos días me he repetido hasta la saciedad “España me duele…”, “España me duele…” Con todo lo que nos está cayendo, soy de los que el fútbol le da un respiro, y más cuando llevamos esperando tanto tiempo al Mundial de Brasil, que nos ha expulsado a semana escasa de haber empezado a rodar tan gloriosa competición deportiva. Si tengo que sumarse a tanto palmero que dice primero: hay que agradecer todo lo que estos jugadores han conquistado, para a continuación añadir en voz baja que tienen que ponerse la pilas, me sumo. Pero es que yo ya no soy políticamente palmero ni chupatintas ni pelota, como tanto que hay repartido a lo largo y ancho de este país. Como mucho, soy meloso, a veces mal entendido con hacer la pelota, aunque juro que no es esto último y más bien mi zalamería aspira a mantener siempre una cierta educación y sonrisa en la cara. Volviendo a la selección, lo que han hecho, todos, es impresentable y este país nuestro de cada día no merece que estos ricachones que lo tienen todo se hayan comportado con tanta desidia visible frente a Holanda primero y Chile después. Ahora más que nunca veo que a España le falta letra al himno, si tengo que fijarme cómo sienten los colores otros equipos cuando suena el suyo. Acaban los acordes, pero siguen cantando y cantando la letra que describe todas las honras y hazañas de sus países de origen. Nosotros no somos así, eh ahí el problema en primer lugar. A un colchonero como yo, nada envidioso por cierto, le sonroja tanta palmada en la espalda que los de la televisión y la radio les están dando sin merecerlo a estos jugadores.

A quien se levanta a las cinco de la mañana para ir a trabajar catorce horas por 900 euros, es el auténtico merecedor del homenaje general. Estos once jugadores titulares nos han usurpado la regularidad de seguir en un campeonato, y jugar disfrutando, no deben buscar disculpas absurdas. Perder de la manera que lo han hecho no tiene perdón. Entendería que te eliminen más adelante, incluso en la final. Entonces y sólo entonces el elogio ha de ser mayúsculo. Pero como quien suspende seis asignaturas en este final de curso escolar, o aquellos que no hacen todo lo debido para que los jóvenes encuentren trabajo, no se puede encima seguir el rollo a toda esta clase dirigente del fútbol demasiado viciada ya por el lujo. La Selección Española de Fútbol me ha decepcionado, nos ha fallado, y por supuesto que ya nada va a ser igual que antes porque lo que han hecho no tiene nombre. ¡Ojo!, no confundir lo que digo, la verdad, con las dos Eurocopas y el Mundial ganados. Eso ya no nos lo quita nadie. Es el comportamiento personal, en este caso penoso, lo criticable. El ejemplo que han dado estos jugadores, en especial a todos los chavales que les jalean hasta la afonía, es absolutamente bochornoso. Sus notas en este mundial son un 0.