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Respeto es respeto

El mayor enemigo que tiene Internet, siempre al acecho, son nuestros propios comportamiento y modales. Si el lenguaje cotidiano empleado resulta importante dentro de una sociedad de reglas, es muy ingenuo, por no decir estúpido, aquel que utiliza esta maravilla de comunicación que es Internet para insultar, atropellar, adulterar o contar mentiras que atañan a la integridad de las personas, su honradez y reputación. Por experiencia sé que siempre hay maneras de decir las cosas, y que te entiendan perfectamente, sin necesidad de mentar a la madre de nadie, faltar al respeto, exabruptos o hacer aseveraciones que sitúan en una crisis de nervios a quienes se ven afectados por ellas (incluso entran en depresión). No nos engañemos: nadie acepta de buen grado la crítica en un periódico o en cualquier otro medio de comunicación, y en este caso estamos con Twitter y Facebook. No hay, no existe, no se puede esgrimir justificación alguna, para insultar gravemente la memoria de una persona que ha sido asesinada, y ni tan siquiera se espera a que se vayan aclarando los acontecimientos para volcar toda la mierda posible sobre esa persona (¡Descanse en paz!). El buenismo es un deseo imposible, pero es exigible un comportamiento ético, racional y lógico en Internet, no dejando por ello de expresar claramente lo que se piensa. Contestar a alguien que te insulta con otro insulto es un coñazo. Pero hay que poner a determinados kamikazes en su sitio.

Las grandes redes en Internet parecen más preocupadas en almacenar datos de las personas (¿para qué?), que en hacer valer ciertas normas de modales a la hora de que un usuario calumnie a otro. No es lo mismo llamar a alguien guapo o feo que ladrón o hijodeputa, pero, lo cierto, es que nos podríamos ahorrar comentarios gratuitos, que generalmente hacemos sobre personas que no conocemos de nada, de las que no sabemos nada. Y así es. Insultamos a quien no hemos tratado siquiera un segundo en nuestra vida. De alguien que me ha tratado mal o me ha hecho una gran putada en la vida, se la tendré guardada, pero no creo que la mejor manera de plantearlo sea mediante un tweet. Como de tonto tengo lo justo, resulta otro imposible desterrar de las Redes Sociales todo lo que huela a racismo, xenofobia, odio o política de francotiradores. Esto no quita que haya que decirlo, y destapar, como estos días hacen periódicos y televisiones, a los odiadores de Internet, poniéndoles cara. El daño que nos están haciendo a los demás, y a la libertad de expresión, es tremendo.

 

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