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EL HAMBRE LLAMÓ A LA PUERTA DE LA FAMILIA CAÑO

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Caño es el apellido de Enrique, fallecido en Alcalá de Guadaira, Sevilla, junto a su mujer Concepción y su hija Tamara. Se investiga si la causa es una grave intoxicación por ingerir alimentos en mal estado, que el fontanero en paro llevaba a casa a falta de recursos para comprar comida con fecha de fabricación y de caducidad. Oficialmente, se pide hablar con precaución hasta que se conozcan los datos de las autopsias, pero el alcalde de este municipio ya ha dicho que los ayuntamientos podrían hacer mucho más por las personas que se encuentran en paro, desahuciadas, excluidas, y avergonzadas por tener que pasar una situación que jamás llegaron a imaginar que les iba a pasar a ellos. Como la familia de Enrique y Concepción, hay otras muchas de punta a cabo de España. No han venido importando, no parecen importar, salvo a las organizaciones humanitarias de siempre, hacia las que una vez más hay que decir que siempre están ahí cuando se las necesita. El resto, no puede subir la mirada y mantenerla fija ante el problema, porque no ha hecho todo lo que podía.

Un Estado que se precie no puede estar únicamente a la caridad y solidaridad ciudadana, para dar de comer a quienes lo necesitan. Mucho menos se puede potenciar esta forma de actuar para el futuro. Evidente que los que tenemos más suerte y medios tenemos que estar a la altura de las circunstancias. Pero en absoluto eso quita la implicación de los organismos tradicionales en la recuperación de empleos, en las ayudas al mantenimiento de viviendas hasta que las cosas vayan mejor, y en asegurar una alimentación decente para padres e hijos que llegan a estar en esta situación absolutamente desgraciada. Vamos a esperar a lo que diga la investigación sobre esta familia, de acuerdo, aunque nada cambiará ya el giro radical que dio la vida de la familia Caño ante una crisis que no ha tenido piedad alguna con aquellos que más necesitan de atenciones.  Esperaremos, y si resulta que las sospechas se confirman, no vale con lamentarse si la ayuda tendría que haber sido más. Antes de que se puedan surgir otros casos, hay que detectarlos y poner medios y soluciones para que salgan del hoyo en el que se encuentran.

 

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