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LA EXAGERACIÓN COMO ROSTRO DE LA VERGÜENZA

mentirasHabría que remontarse a los mandamases griegos o romanos para concluir quién fue el primer exagerado de nuestra historia, que por supuesto cambió la realidad por lo que le pedía su imaginación o deseo interesado. El primer mentiroso oficial que recuerde ahora me parece que fue Richard Nixon. El caso Watergate le apartó de la poltrona presidencial norteamericana, a la que se había pegado como una lapa, pero sus mentiras demostradas por dos periodistas lo dejaron k.o. y fuera de juego político para siempre. Admiro a las sociedades que no permiten la mentira como forma de plantear cualquier situación dentro de la lista habitual que nos rige: en política, economía, sociedad o cultura. La exageración es también una forma de mentira. Debería estar prohibido que los medios de comunicación las recogieran como tales, aunque fuera de manera entrecomillada. España nunca ha avanzado más, precisamente por sus mentiras y exageraciones. Quien esté libre de culpa, puede tirar la primera piedra. Una vez que admites la mentira como piadosa, el siguiente paso es ya practicarla de continuo. No crean, porque con esta reflexión, al mismo tiempo hago mi propia autocrítica. Como han dicho muchos pontífices, la verdad libera, aunque sea la propia iglesia la que tenga que aplicarse primeramente la medicina. El Papa Francisco está en ello y los Jesuitas ya saben que tras una nueva frase que pronuncia, se la juega, pero plantea verdades como puños, que es lo bueno.

La regeneración de todo lo que conocemos, especialmente lo malo, debería venir mayormente por exigir la verdad de las cosas. La corrupción de meter la mano en todo para aprovecharse de los demás proviene de mentes educadas en lo retorcido. Cualquier profesión debería llevar obligatoriamente la asignatura de ética, para que cuando cualquiera incumpla los buenos códigos de conducta le remuerda la conciencia en este mundo y en el otro. Esta crisis, sin ir más lejos.. Empezó con más chorizos ladrones que otra cosa. Dieron el pelotazo en bancos, aseguradoras y multinacionales varias. Siguen viviendo a lo grande, sin haber pagado (al menos en España), y son el peor ejemplo posible para los que vienen detrás, que se miran en este sucio espejo de vergüenza. Para justificar sus desmanes y echar tierra para un rápido olvido, se saca a colación la mentira y la falsa exageración que quiere así ocultar el rostro del bochorno general.

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