El mejor favor que se puede hacer a Torrelavega y su mala situación es hablar y escribir cuanto se pueda sobre ello. A derecha e izquierda del arco político, nadie niega la tan angustiosa situación industrial por la que atraviesa la estratégica ciudad, y no queda otra que meter dinero, crear planes concretos para un nuevo relanzamiento empresarial, y dotarla al tiempo de nuevas infraestructuras que la hagan recuperar el pulso y la fuerza de antaño. Enumero soluciones porque las palabras y declaraciones varias que se dan en torno a Torrelavega, respetables todas, no producen en sí mismas el milagro de más puestos de trabajo. Sniace deja un vacío laboral tremendo. Existe la sensación de que ya nada será como antes, por lo que hay que darle un vuelco a las opiniones negativas, pensar y actuar, es decir, sacar a Torrelavega a escena. Además de buscar la recuperación, los torrelaveguenses deben percibir que existe una sensibilidad regional con todo lo negro que les está sucediendo, y por eso piden pasar de las palabras a los hechos. Lo que quieren que se comprenda es que Sniace no tiene por qué ser el final de nada y bien puede ser un punto de inflexión para empezar nuevamente.

De ahí que lo que más necesita Torrelavega es decisión. Decisión para convertirlo en una reivindicación ante el Ministerio de Industria que tiene que apostar por la potencia de esta zona (diría que no sólo vital para Cantabria sino para todo el país e incluso Europa). Decisión para que Torrelavega sea una referencia constante dentro de Cantabria, y se de agilidad a cuantos proyectos están en marcha que la incumben. Y decisión para poner fechas concretas a todo lo referido anteriormente, porque el paro está desbocado, el cierre de empresas no frena y las familias lo notan en todos sus miembros que hacen los lunes al sol. No se pide nada extraordinario que Torrelavega no

merezca en si misma.