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LOS MEJORES DEL MUNDO MUNDIAL, ¡¡JA!!

¿Nunca se han parado a pensar que, cada vez que se presenta o hace algo en España, es o está entre lo mejor del mundo? Somos de un engreimiento, que nos parecemos a estos que salen en el ¡Sálvame!, encantados de haberse conocido así mismos. Involucro a este programa de porquería porque la televisión hace también lo suyo por engordarlo todo más de lo que es. Y lo cierto es que un país que está tan malito y penoso como el nuestro, no puede ser el mejor del mundo mundial en casi nada. Tenemos a nuestros deportistas que son muy grandes. Contamos con unos científicos magníficos a los que la tradición española, en toda su historia, se ha empeñado en echarles a patadas para que investiguen y presenten sus descubrimientos en otros países. Y disponemos de una juventud emprendedora que no nos merecemos, porque también se la trata de engañar con que se busquen la vida fuera, sin olvidar repatriar una parte de lo que ganen para que aquí se sigan mantenido servicios básicos como la educación y la sanidad, que ya pagamos entre todos. Por lo demás, es mejor no hablar de la realidad española y lo que realmente da de si en otros muchos aspectos no citados.

BANDERA ESPAÑA. RECORTARSer un patriota no tiene que estar reñido en absoluto con presentar las cosas como son. Deberíamos empezar por ser más sencillos en vez de pensar que lo nuestro es siempre lo mejor, cuando todo se ha desmoronado y hay casi cinco millones de parados. Esta manera de ser nos hace cómplices también de la corrupción, de los que roban, de la mentira, las preferentes, el despilfarro o desmantelar ayuntamientos enteros como el caso de Marbella que se acaba de juzgar. Desde luego, las sentencias judiciales no acompañan a cambiar de manera de ser y de hacer. La exageración nacional ha llegado a conocerse como una “españolada” más. Hasta hace nada, nos creíamos los mejores de Europa; que como aquí, no se vivía en ninguna otra parte. Francia, Alemania, Inglaterra, Suiza y otros países del entorno no paran de acoger inmigrantes españoles, como hace sesenta años hicieron nuestros abuelos o padres. Tacharlo de penoso es bien escaso, porque nos lo venden como normal. ¿Cómo va a ser normal que se te vaya un hijo de veintipocos años a trabajar de camarero a Estocolmo? Demencial, es demencial. Y es que en realidad, a esto de creernos los mejores del mundo mundial le ha está llegando su fin, con un ¡¡ ja !! muy tajante y sonoro a que nos sigan vendiendo motos.

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