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EL POLVORÍN DE TORRELAVEGA

Polvorín significa también el lugar donde hay una situación conflictiva y se percibe que va a suceder algo. Este es el caso de Torrelavega. La dirección y consejo de Sniace están demostrando no tener cabeza ni ganas de arreglar la situación de la fábrica, y son vistos como unos auténticos demoledores de la situación industrial de la capital del Besaya, haciendo apetito de negocio futuro con la venta de un solar donde se instala la fábrica y que vale una pasta gansa. Los más de 500 trabajadores que han sido despedidos por esta dirección suponen un drama si cabe más grande al que viene sufriendo esta zona industrial vital para Cantabria, con una degradación económica y social que avanza sin miramientos. Cuando se lo propone, el Ministerio de Industria del Gobierno de España resulta el incentivo más eficaz para que un lugar concreto del país salga a flote o recupere su pulso industrial. Torrelavega está en este caso por motivos sobradamente conocidos, con lo que resulta más eficaz hacer candidatura tan sólo con su nombre para que reciba la atención que merece por parte de los que realmente pueden hacer algo para frenar en seco la sangría industrial, de cierre de empresas y paro en que se ve hoy inmersa.

TORRELAVEGA-SNIACE 

Una situación que, como no podía ser de otra manera, ha llevado al enfrentamiento institucional, en la que se suceden los reproches de uno o y otro lado, sin que con esto se vaya a ningún sitio concreto.  Lo que se dice hablar, hay que hablar de los trabajadores de Sniace, de la grave situación de Torrelavega, de un futuro más que incierto para toda esta comarca, y poner encima de la mesa las soluciones que sean más eficaces para levantar nuevamente el potencial industrial de la zona. Más que desunirse, esto requiere un gran sacrificio actual de unidad por parte de todos los que pueden hacer realmente algo por Torrelavega. Lanzar mensajes distintos, más o menos ocurrentes, pero que poco o nada tienen que ver con el problema de fondo, es ir hacia ninguna parte. Entre todos, hay que hacer ver que lo que está pasando en Torrelavega es lo suficientemente serio y grave como para llegar a un entendimiento en el que primen los puestos de trabajo ya perdidos y los que están en el aire. Irse por otros derroteros es hacerle el caldo gordo a la dirección y consejo de administración de Sniace, que se frotan las manos viendo como marean la perdiz y todos se enfrentan mientras ellos preparan irse de rositas.

 

 

 

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