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El ÚLTIMO CAMPO SEMBRADO DE PEPE GANCEDO

 Entregarse al placer de existir, que tanto recetaba Stendhal como parte de la sabiduría personal, es un don con el que nacen unos pocos elegidos. Hablar menos de servicio público y entregarse por entero a ello, resulta más virtuoso aún que lo anterior. Con ambas formas de ser y de hacer recuerdo a José Álvarez Gancedo, Pepe Gancedo, que nos ha dejado recientemente, para comprobar en persona si la existencia de lo rural es sólo cosa de la tierra o también compartimos este sano privilegio de vivir con el resto de planetas del universo. Hoy resulta cotidiano poder decir en voz alta, con orgullo apreciable, “soy un hombre o una mujer rural”. Apreciados lectores: para que algo así se haya convertido en normal y natural, detrás está la mano, la personalidad, el trabajo y la superación constante que supieron aportar personas con nombre y apellidos que lo hicieron posible. Pues bien, de la enorme persona que era Pepe Gancedo para los que tuvimos el honor de tratarle, se puede asegurar que marchó feliz con uno de sus grandes sueños cumplidos: hacer posible esta mayor igualdad e integración entre lo rural y lo urbano.PEPE GANCEDO

 No es que se trate simplemente de darle a cada cual lo que le corresponde. Es que los campos de la vida hay que trabajarlos a diario, como hacía Pepe Gancedo con sus amigos, y con la alta responsabilidad que llegó a tener como consejero de Ganadería, Agricultura, y Pesca del Gobierno de Cantabria. Con buenos fines y mejores resultados, aquí recorrió muchos caminos inhóspitos (entonces) para tratar de tú a tú con  las gentes del lugar. Hacia sentir a cualquiera que se pusiera a su alcance que el pueblo que ve nacer a uno, es tan importante como la ciudad en cuyas calles se hacen menos amigos y diálogos, y también se intercambian menos las ayudas que sea menester entre buenos vecinos. Pepe Gancedo sentía hondamente todas estas raíces, y supo como hacerlas crecer mejor. Creía en que cada cual es libre de hacer, pero nunca dejó de lado el orgullo y el placer de existir y habitar en cualquier rincón de su amada Cantabria. Sembró su último campo con el buen recuerdo que muchas personas de esta tierra tendrán siempre hacia su memoria.

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