Oigo un anuncio publicitario que reconoce abiertamente que estamos en crisis pero que no hay mal que cien años dure. La frase más extendida en la barra de los bares (sentarse a la mesa a comer es otro cantar) es que este huracán de falta de perras, pasará más temprano que tarde. Sales del local con el consuelo infiltrado en la cabeza, aunque cosa distinta es el tiempo que dure el antibiótico de positividad auto-medicado. No hay otra verdad más directa que la que asegura que la crisis es una mierda total. Crisis dividida por crisis es igual a crisis y partida por crisis da como resultado la misma crisis. Sumes o restes: crisis es igual a crisis. Se superaría con trabajo, dinerito en el bolsillo, alternar un poquito, teniendo una buena sanidad y que nuestros hijos reciban una educación no recortada que al final de un trabajo. Nada de esto se da hoy por hoy de forma generalizada en España, y crecen los cenizos, muchos tocando poder, que insisten en que esta descripción de cosas nunca regresará a nuestras vidas. Ellos no sé, pero los demás, así, no tenemos futuro.
Y me niego. Me niego a esta gran estafa de troikas, Comisión Europea, un Parlamento Europeo que no vale para nada, mercados usureros, inversores de paraísos fiscales, y ajustes y recortes injustos que quieren un trabajo o bienestar similar al que tienen los trabajadores chinos o los que cosen ropa para grandes marcas mundiales en los destartalados talleres textiles de Bangladés. No quiero volver a los años 50 en España, porque nunca he visto un capítulo de “Cuéntame” por la misma razón. No me da la gana convertirnos en un país gris como los nórdicos donde todo es trabajar, cenar a las siete y media, echarte a la cama, esperar al despertador y vuelta a lo mismo un día tras otro. Nadie nos ha preguntado qué camino queremos tomar, y la democracia se ha adulterado porque de la representación del pueblo se ha pasado en Europa a la imposición directa. Indignados, mosqueados, descontentos, parados, sin techo, sin dinero, sin oportunidades, sin futuro o sin nada, son ya un ejército que pueden aplastar la dictadura de hacer sólo lo que marca el FMI, el BCE o la UE. Siglas y sólo siglas, que son en lo que se han convertido, al estafar el futuro de millones de ciudadanos que han pasado directamente a no importar: ni cómo nazcan, vivan o mueran.