La elección del nuevo alcalde de Ponferrada con el voto de un acosador de sentencia firme, ha sido la última indecencia vomitiva que se ha perpetrado en nuestro país con respecto a la igualdad de sexos. Este pleno que echa más mierda a la opinión general que existe sobre lo que hay detrás de cierta política, se celebró – para más metedura del dedo en el ojo – en el Día de la Mujer Trabajadora. Dentro de una opinión pública dividida sobre la necesidad o no de conmemorar esta fecha, la mujer está pasando en España horas bajas que campean más a las diez en punto: un femenino mayor (1), discriminación en los sueldos (2), violencia de género (3), acoso laboral (4), cargas familiares (5), negación de la conciliación familiar (6), problemas cuando se es madre (7), poder de decisión en las empresas (8), ocupar altos cargos institucionales (9), ser la primera a quien se falta al respeto de manera pública, poniendo en toda duda que se hiciera lo mismo si se tratara de un hombre (10).
De hecho, mucha de la igualdad que se cacarea en España parte sólo de la teoría. Creo que aquí se han producido casos de acoso a la mujer, de una u otra forma, en todos los escalones de la sociedad posibles, llegando a lo diabólico de saber esta semana ( por lo de Ponferrada) que los sexismos son también de derechas o de izquierdas, según a quien le suceda. Repugnantes y asquerosas conductas, de las que tiene mucha culpa la mala política y el mal ejemplo que dan determinadas empresas. Desde luego, mi pensamiento no se mueve desde el principio irrenunciable de que la educación en igualdad parte de casa: un hijo y una hija son iguales, en todo, punto. No hay matices que valgan como hacen determinados colegios, administraciones, tertulianos de mala fe y retorcida ideología, y ciudadanos que piensan abiertamente que la mujer donde debe estar es en casa, fregando y haciendo las camas más la comida, todo a contrarrejoj. No digamos mentiras: este país sigue siendo muy deficitario en igualdad y aún está a años luz de muchos de los países europeos que nos acompañan en este proyecto agrietado que se llama La Unión. El futuro lo veo negro, y ha contribuido el mazazo de Ponferrada, con un nuevo alcalde que coge el cargo a costa de todo, incluso del maltrato laboral, político y sexista. A veces, las podredumbres, no se evitan ni tapándote la nariz.