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LA CORRUPCIÓN NOS PONE ENFERMOS

La corrupción sigue al paro a la hora de preocuparnos e irritarnos. Será que ambos males no hacen otra cosa que aumentar, y hay casos sangrantes más notorios que copan a diario los medios de comunicación. Cualquiera sabe qué partidos, políticos, empresarios e incluso miembros de la Casa Real están inmersos en procesos judiciales que nos hacen sonrojar a todos. La mancha es interna y externa. Interna porque el repudio de los españoles hacia la corrupción se ha disparado en las encuestas hasta llegar a duplicarse. Y exterior, porque fuera, en los países poderosos, se cuenta de una manera mucho peor a lo que se está haciendo aquí.

Quien sepa cuál es la salida a una crisis teñida de paro + emigración + recortes + corrupción y + escándalos, ya está tardando en dar un paso adelante y contarnos a todos la solución. La corrupción nos pone enfermos en general y con rechazarla, no vale. Hay que cumplir con toda la nueva legislación prometida, exigir una justicia ágil con los casos ahora en boga, y dar escarmientos carcelarios, con años entre rejas, para que no sea fácil hacerla y salir de rositas, como ha ocurrido con muchos banqueros en la liquidación de sus bancos y cajas de ahorros. Esto último no deja ni dejará de escocer, y se puede contar al derechas o al revés para despistar, pero siendo todo lo que digo hoy un marrón, lo peor es empeñarse en que los españoles seamos tontos y no sepamos lo que pasa. ¡Va a ser que no!

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