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¡A ESCÁNDALO DIARIO!

Crisis, unido a escándalo tras escándalo, político, real, financiero, empresarial o de detectives, resulta un cóctel demoledor para la sana salud de cualquier democracia avanzada como es la nuestra. En otro año malo de remodelaciones y ajustes que se vislumbra, mirar para otro lado respecto a hacer cambios de fondo que corten por lo sano con los tufos a corrupción que vienen de muchos sectores, no es nada bueno. La población española acaba de hablar y ha dicho a los encuestadores que, tras el paro, lo que más les preocupa es la corrupción. Incluso ven a nuestro país como el más corrupto entre los países corruptos. Pensamientos y opiniones lo suficientemente preocupantes como para que nuestro país desarrolle con urgencia medidas ejemplarizantes para que, de verdad (y no sólo se quede en palabras), quien la hace, la pague. Los ciudadanos debemos percibir nítidamente cómo entran los chorizos en la cárceles, tras juicios que tienen que ser, cuanto menos, más rápidos. De otra manera, el desaliento se extiende como una plaga. Hablamos de nosotros mismos como país fácil, chollo para mangantes que se hacen ricos con celeridad, y donde valores como el esfuerzo y el trabajo, son lo de menos.

No hay día que uno no se levante y se entere por un periódico de otro bombazo informativo chusco, que nos hace sentirnos peores de lo que ya estamos. Quieres ser positivo, darle alegría a lo que hagas en el día, pero te meten la zancadilla por todas partes. Aun así, lo sigues intentando. Pero esperas más de tus gobernantes a la hora de poner orden dentro de tanto caos. Y para nada resulta una exageración definirlo como caos, porque creo ser uno más de los que sienten que ahora todo está revuelto en España, a causa de los escándalos de todo tipo. La democracia es el mejor sistema para poner orden y hacerlo de manera ágil. Creo que, a buen entendedor, pocas palabras bastan. Porque no hay que hablar tanto de los males que nos corroen, mientras esperamos de brazos cruzados a que mañana y pasado surja otra grave polémica social, de las que hacen que el desapego avance cada vez más porque los ciudadanos se ven abatidos. Cada caso nuevo de corrupción es una granada en los cimientos de un buen sistema, donde las manzanas podridas deben ser apartadas. Para muestra, la gran abstención en las elecciones italianas. ¿Llegará a pasar aquí?

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