Artículo publicado en el Diario Montañés. 6 de mayo de 2012

Poder salir de la crisis es seguir creando riqueza y con ella puestos de trabajo. Así veo yo la oportunidad única de levantar en Santander el Centro de Arte Botín. Las obras comienzan este mismo verano, y las inician trescientos obreros que van a ir dando forma al complejo cultural diseñado por el arquitecto Renzo Piano. Sea bienvenido el proyecto, e incluso los atascos que se puedan producir en plena época estival y soleada (¡espero con ansiedad esto último!). De paso, también espero que se junten pronto estos trabajos con los de las nuevas infraestructuras de la bahía santanderina para albergar en el 2014 los Campeonatos del Mundo de Vela.

Todo esto es trabajo seguro para muchas personas que lo anhelan, otras están ya desesperadas, y muchos jóvenes van a tocar también estas puertas para ver qué pueden aportar dentro de los requisitos que se soliciten para encontrar un hueco laboral. Los augurios de verano para Cantabria son buenos, pero no por esperar con los brazos cruzados a que la economía cambie, sino más bien porque se ponen en marcha importantes iniciativas para nuestro entorno urbano, social, cultural y, lo más importante, de oportunidades para muchas personas de carne y hueso. En Cantabria hemos perdido tradicionalmente demasiados trenes. Hasta los jóvenes albergan este sentimiento. Nos acostumbramos como si nada a plantear que el futuro de nuestros muchachos que empiezan a buscarse la vida está fuera de aquí. Y no, niego la mayor. Está muy bien hacer mundo y terminar trabajando en Bélgica, aunque para nada tiene que ser la única oportunidad de los que acaban de prepararse y quieren una oportunidad donde nacieron. Hay opiniones para todos los gustos, pero dejar seco el gran solar de vidas, convivencias, sostenibilidad y solvencia que es Cantabria, no es aceptable. De ahí las nuevas obras que representan esperanzas.