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HIJOS DE LA DROGA

Publicado en el Diario Montañés el 31 de diciembre de 2011

Los jóvenes cántabros consumen menos drogas. No lo digo yo, lo dice la última Encuesta Escolar sobre Drogas, y lo ha sacado a la luz la consejera Sáenz de Buruaga, que es persistente como ella sola. Por lo visto, existe un Consejo Asesor sobre Drogas, y los padres deberíamos estar más al quite de estas cuestiones que de casa para adentro nos preocupan mucho, pero luego nos cruzamos de brazos, y dejamos el hecho de que nuestro hijo no se drogue en manos de la suerte, y de que la Policía haga su trabajo a la puerta de los colegios y en los parques donde juegan los niños y aparecen estos bicharracos trapicheros con la palabrería de que si no tomas drogas no eres grande o no estás a la altura de lo que hacen los guays. Conocido es que los adolescentes creen que lo saben todo, cuando en estas cuestiones son más tontos que Abundio, porque se dejan engañar. Siempre lo he pensado, Cantabria es un buen punto de sensibilización contra las drogas y, como aquí nos conocemos todos, pues a los traficantes se les tiene también fichados que no está nada mal. Pero los padres no lo podemos dejar todo al trabajo de una administración sensible, que quiere poner más empeño aún, sin dejar de lado el trabajo hecho tiempo atrás, que ha sido intenso. Prevención y campañas. Son dos aspectos que parecen claves en este problema que sufren muchas familias, que va a menos pero que el año que viene también puede ir a más. Esto sube y baja en la medida que no damos tregua a que nuestros hijos se droguen. De alguna manera, los adolescentes se creen lo listos que comentaba porque a picaros no les gana nadie. Fuman cánnabis y los padres ni nos enteramos. Es cuando tenemos el problema en casa cuando se nos cae el mundo encima y estamos aterrados de que nuestro antes retoño se drogue con quince o dieciséis años. Como la administración no es Dios, los colegios e institutos tienen que poner más de su parte en la prevención. En las aulas es donde más tiempo pasan los chavales y ahí es donde hay que darles duro a la cabeza de que el camino de la droga sólo conduce al abismo.

imagesiEmpiezas por un porro y terminas en la heroína. Piensan que lo tienen controlado, que sólo le pegan a la droga los fines de semana, y lo justifican también como su libertad personal de elegir. ¡Pobrecillos! Los colegios, además de llevarles a conocer instituciones y museos, les deberían dirigir también en grupos a esas alas de hospitales donde conviven los enganchados totales que tratan de salir del mono, arrepentidos ya cuando muchas veces es demasiado tarde. Los datos de la encuesta son buenos, y generan optimismo, ¡por qué no! Pero las bandas y los traficantes crecen también en número y en juventud. Quienes les reclutan, lo hacen para que vendan y para que consuman. Y luego está el alcohol. Bajan las drogas pero los botellones no. No siento decirlo: los jóvenes tienen demasiadas facilidades para que les vendan ginebra barata o de garrafón. Lo he visto demasiadas veces a la cola de pagar en un supermercado o una tienda de comestibles. Frente a los que hacen negocio con el hígado ajeno, la administración tiene que meter mano para dar ejemplo como hace con el seguimiento de lo que se droga nuestra juventud con el cánnabis, la cocaína, el éxtasis, los alucinógenos, las anfetaminas o la heroína. Alejarse de ello, alejarse de toda esta mierda, es lo que tienen que hacer.

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