A ningún poblador de un determinado lugar le agrada que se recuerde a su localidad, debido a un terrible accidente con pérdida de vidas. Eso le pasa a Lunada, cuya imagen dio la vuelta a España por una maldita noche de marzo de 2025, en la que cuatro jóvenes, con toda la vida por delante, la perdieron, al salirse su coche de la descuidada carretera por la que circulaban. Llegaban a Cantabria para celebrar el 21 cumpleaños de uno de ellos. No hubo velas que soplar. Pasados dos meses desde lo sucedido, sus padres presentan 55.000 firmas para que el Puerto de Lunada tenga la debida seguridad, y no haya más muertes incomprensibles que lamentar.
Izan, Ana, Juan Ramón y Afra. Son los nombres de los cuatro jóvenes madrileños que perdieron la vida, el 15 de marzo de 2025, en el Puerto de Lunada. Viajaban a Cantabria en un grupo de ocho amigos, en dos coches, para celebrar el cumpleaños del primero, Izan, algo que se vio truncado por la caída del vehículo por una ladera de unos 300 metros. En la vieja carretera, especialmente en sus curvas, y para evitar la salida y caída de los conductores, no había, no hay, los pertinentes guardarraíles de seguridad.
Han pasado dos meses desde la tragedia, y los padres de estos chicos madrileños han reunido 55.000 firmas, contenidas en dos cajas que han registrado en la Consejería de Fomento del Gobierno de Cantabria, con una petición clara: “He perdido a mi hijo, guardarraíles ya en el Puerto de Lunada, ¡no más muertes evitables!”. La solicitud no puede ser más clara, y por supuesto requiere de una inmediata actuación.
Somos como somos, y desgraciadamente poquitos se movilizan, incluso si ocurre lo peor, lo inesperado y no deseado, la fatalidad total. Hasta que llega ese momento crítico, la realidad es que no nos preocupamos por lo que les ocurre a los demás, haciendo verdad esa reflexión del filósofo griego Epicteto (fue esclavo de Roma), sobre que en las desgracias hay que acordarse del estado de conformidad con que miramos las ajenas. ¡Basta ya de tanto conformismo! dentro de este país. Por eso resulta tan ejemplar la recogida de firmas llevada a cabo por los padresde Izan, Ana, Juan Ramón y Afra. Su recuerdo y lo que les pasó puede y debe evitar en el futuro que se reproduzca un accidente tan brutal.
“Nadie se moviliza, ¡basta ya de tanto conformismo! Ejemplar la recogida de firmas llevada a cabo por los padres de Izan, Ana, Juan Ramón y Afra”.
Por tan loable iniciativa, creo que el Puerto de Lunada cambiará pronto su aspecto inseguro ante una posible caída al vacío, por una imagen general de mayor protección que proporciona el arreglo de la carretera, y no digamos la instalación de guardarraíles o quitamiedos. Esto ya tenía que estar hecho hace años, pero no. Los padres de estos jóvenes han reunido 55.000 firmas presentadas al Gobierno de Cantabria, para que este cambio sea una realidad y no se pierdan más vidas. Este tipo de vías, donde nieve, hielo, frio, lluvia, nieblas y oscuridad anticipada, forman parte del entorno, requieren toda la seguridad vial que sea necesaria ante semejante escenario y la circulación continua de vehículos.
El tramo de la carretera autonómica CA-643 donde murieron los cuatro jóvenes de Vallecas se encuentra dentro del municipio de Soba. Esta localidad cántabra cuenta con 1.076 habitantes y basa su economía en el sector agropecuario (59 % de la población activa). Destaca por tener una gran concentración de ganado vacuno, y es un referente en la producción lechera de Cantabria. Solo con estos datos que doy, los residentes fijos de esta maravillosa zona de la región deberían contar con una carretera adecuada a su tránsito, que no tiene barreras de protección alguna pese a que en el trayecto las curvas se suceden y parecen interminables.
Antes del drama acontecido a las 22.00 horas de ese 15 de marzo, nevando como estaba, no se sabe cuántas veces vecinos de este valle, directamente o a través de sus representantes políticos, habían pedido el arreglo integral de la carretera, lo que conlleva evidentemente la inmediata instalación de quitamiedos o muros. En 2021, es decir, hace cuatro años, se inicio la primera fase de la mejora de esta carretera autonómica, dentro del municipio de San Roque de Riomiera. Supuso adecuar 2,2 kilómetros, desde su comienzo, hasta La Concha. La inversión fue de 660.000 euros. Así quedo la cosa, y ahora se anuncia la redacción de un nuevo proyecto que no estará acabado antes de julio. Desde luego, primero por los habitantes de esos pueblos, y a continuación por todos los viajeros que suben el Puerto de Lunada, creo que estas 55.000 firmas son de tal contundencia, que, a la Administración, las que estén implicadas, no les queda otra que actuar con urgencia.
Dentro de la gestión política de los Gobiernos siempre ha sido relevante el anuncio de construcción de nuevas carreteras. No parece que la España actual esté para estas inversiones, máxime sin presupuestos ni la necesaria ayuda de fondos europeos que cubran proyectos de gran magnitud económica. A falta de inaugurar nuevos tramos, lo que si se aprecia es un deterioro paulatino en lo que conocemos como mantenimiento de vías, sean de carácter nacional o autonómico. Actualmente es deficiente esa conservación, y basta demostrarlo mediante la circulación por muchas autovías, también de Cantabria, y comprobar el desgaste en su asfaltado, peligrosos baches, están despintadas e incluso con las señales de circulación borrosas o que directamente no se ven. Si esto ocurre con autovías y autopistas, podemos imaginar lo que sucede en ciudades y, especialmente, pueblos. De estos últimos, mucho se habla y parece preocupar su despoblamiento, pero si no inviertes en ellos, empezando por sus infraestructuras básicas como los accesos, los guardarraíles, la tendencia de marcharse continuará.
Hace años que el Gobierno trata de introducir el debate de que somos los usuarios, mediante nuevos impuestos, los que tenemos que hacernos cargo del mantenimiento y mejora de carreteras. No es así. Lo que corresponda a cada cual, lo deben de llevar a cabo, sea Gobierno central, autonómico o ayuntamiento. Lo ocurrido con el accidente de Lunada debería suponer un cambio de actitud, y destinar los recursos necesarios para evitar más muertes. Esta debe ser la auténtica prioridad: circular con seguridad, proteger la vida de los conductores y viandantes, y que puedas llegar a un destino sin contratiempos, con el único deseo de celebrar con unos amigos un cumpleaños que se vio truncado, ese día y para todos los restantes de alguien con 21 años, que debería tener toda una vida por delante.
“Lo ocurrido con el accidente de Lunada debería suponer un cambio de actitud, y destinar los recursos necesarios para evitar más muertes”