

Fútbol juvenil y peleas
Ser niño y ambicionar convertirte en futbolista de la Primera División, a lo que se ve, acarrea sus riesgos, según sea el comportamiento de sus padres cuando le ven jugar en el estadio. Boquiabierto te quedas al conocer las peleas a puñetazo limpio por una simple falta, un fuera de juego o un penalti discutible. Pero de ahí a llegar a las manos, debería llevar a los causantes a una urgente reeducación. Para propiciarlo, personalmente les regresaría al colegio para