

Enfermedad y engaño se repelen
Muchos somos los extrañados de que exista gente que hace negocio con la enfermedad de un hijo mediante engaños. Nada nuevo en el horizonte, aunque tampoco es el pan nuestro de cada día. Lo que tienen de malo estas historias son dos hipotecas. La primera es que los estafadores hacen que la solidaridad se resienta. Y la segunda, mucho peor, que la juventud, como gasolina futura de la generosidad y el altruismo, cada vez se muestra más incrédula de todo.