LA OSADÍA DEL PODER
Haber sido presidente o consejero de una entidad financiera como una caja de ahorros quebrada, para terminar declarando en la investigación judicial que ocupabas un puesto en el que no entendías nada de números, es una de las mayores osadías del poder con la que el incrédulo ciudadano se puede topar. El déficit democrático español viene de que, por un lado, estas decisiones tan irresponsables se puedan tomar, y, por otro, nadie paga porque una entidad se vaya al traste