SANTIAGO LES ACOGE
Deben ser sólo horas de respeto a los muertos, heridos y sus familiares, por el fatal accidente del tren de Santiago de Compostela. Anoche, las televisiones nacionales, salvo Intereconomía y la 13, no estuvieron a la altura, y sólo llamaron a los tertulianos para que hoy en los platós hablen de todo y digan de todo sobre el suceso, sin saber en muchos casos de lo que hablan. Este tren mortal ha sacado las dos Españas, la solidaria y grande, y la de tinte aldeano, porque algunas actuaciones y comportamientos dejan todo que desear en las primeras horas tras la tragedia. Pero insisto en que son momentos para el respeto. Hoy es el día de Santiago, y muchos de los hombres, mujeres y niños que han perdido la vida se dirigían precisamente a la ciudad del apóstol para celebrar en familia esta festividad señera para España. Santiago les acoge a todos ellos.
Será difícil olvidar la víspera del 25 de julio de 2013, porque las imágenes del tren son escalofriantes. Hoy muestro una, pero desde el respeto a las víctimas, heridos, y, especialmente, lo que están sintiendo y pasando sus familiares. Sé – yo no voy a entrar en ello, al menos hoy – sé que es difícil digerir un accidente de estas dimensiones en el país de los trenes modernos y de la alta velocidad. Los que creemos en el destino, hemos dejado ya hace tiempo de hacernos demasiadas preguntas sobre por qué ocurren las cosas. 79 muertos: ¡descansen en paz!; 140 heridos a los que deseamos pronta recuperación y olvido de las secuelas. Y a sus familiares… A sus familiares, todo el efecto posible ante la pérdida de sus seres queridos. Seguro que Santiago ya les ha acogido.
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