Hay hombres y mujeres, es bastante. Y hay hombres y mujeres que hacen gala desde que nacen hasta que mueren de un comportamiento como seres humanos que les hace acreedores de convertirse en inolvidables. Tras las primeras horas del fallecimiento de Julián Pelayo Herrero, persona a la que quería y quiero mucho, me bastó con escribir en Facebook una línea: “se ha ido un gran maestro de periodistas y, ante todo, una bellísima persona”. También colgué su foto, para que todo el mundo le viera y le recuerde. Con esa mirada tierna, esa cara buena, esa figura de hombre trabajado y señorial, reflexivo, medido, culto, agradable y cariñoso, preocupado siempre por los demás. Levantarse y repetetirse así todos los días está reservado sólo para los que saben vivir de verdad. Una de las grandes periodistas de El Diario Montañés que él contribuyó también a forjar me ha escrito esto debajo de la foto de Julián: “cuando entré a trabajar hace 30 años al periódico, lo primero que me encontré fue con su sonrisa de acogimiento”. ¡Qué bien le define esta palabra, la de acogimiento!, porque todo en él era acogedor. Jamás perdió interés por lo que le rodeaba, poniendo siempre en primer lugar a las personas y, luego, a las cosas que nos pasan y que contamos. Es una de las grandes actitutudes, la de la conciencia social, que tanto echamos ahora en falta del mundo y de los que lo habitamos y maltratamos. El deja esta seña de identidad en su larga familia, donde los grandes periodistas de raza, de acción, de olfato, continúan la saga.
El Diario Montañés es un portaaviones periodístico, pero Julián Pelayo Herrero fue de los soldadores principales que terminaron de ensamblar la nave y la bautizaron como el gran rotativo de Cantabria y del Grupo Vocento que es. No fue en cambio lo más importante para él. Había que salir a la calle, tomar contacto permanente con la realidad de una región pequeña que crecía. Surgió así el periodismo que cuenta las noticias al tiempo que suceden, y abre sus puertas de par en par para devolverle a la sociedad un poco de lo que los lectores dan con su fidelidad. El Circuito Montañés hoy lleva nombres de golf o de vela, pero surgió de su mano en apoyo al ciclismo y a los deportistas, sabedor siempre de lo dificil que es llegar en cualquier campo, pero el deporte en Cantabria estaba dejado de la mano hasta que él tendió la suya como pionero. Hay tiempo para pagar las deudas. Hoy toca, recordarle con amor, como la última vez que le di un beso que era nuestra forma habitual de saludarnos. Me reservo este que te daría ahora mismo, para cuando nos volvamos a ver.