INTELECTUALES QUE VETAN INTELECTUALES

Vargas Llosa dice que está deseando la llegada de un nuevo nombramiento de Premio Nobel de Literatura, porque al parecer ostentar tan grande honor es demasiada carga, como le acababa de suceder a él en Buenos Aires, donde casi fue vetado de inaugurar la 37ª Edición de la Feria del libro en la capital de Argentina. Lo tomo como una exageración del momento, porque lo que realmente es cambiable son las actitudes de quienes, ¡llamándose intelectuales!, vetan a otros, vaya usted a saber si por ideas, por política o por la envidia que debe dar que Vargas Llosa tenga un Nobel y otros no. De los escenarios públicos y protocolarios, sólo hay que ahuyentar los discursos fascistas, que últimamente proliferan más por las circunstancias económicas y sociales.

Llosa, como antes Gabriel García Márquez, se ha implicado mucho con sus países de originen, primero, y con Iberoamerica entera después. Y lo han hecho desde posiciones ideológicas diferentes. Loable en ambos casos, desde el respeto, y desde una literatura grandiosa de la que ambos pueden hacer gala, pero no así los mediocres que vetan la presencia de nadie en un foro, precisamente de escritores, como es una Feria del Libro. Que un premio nobel abra o cierre un acto de estos con su presencia, es un lujo. Vargas Llosa lo ha hecho con la Feria del Libro bonaerense, de la que se habla hoy en todas partes. De otra forma, nadie se hubiera parado en este hecho, salvo los que viven en Buenos Aires. Aunque queda también el tufillo a intolerancia, a falta de respeto a las ideas, máxime cuando hablan de democracia, de libertad y poder expresarla en los libros. Me temo que los intolerantes cada vez van ganando más terreno, con sus vetos y zancadillas, que llegan hasta este extremo de intelectuales vetando a intelectuales. Habrá que ir pensando en definir mejor lo que es ser un intelectual.

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