

Ojalá que llueva bocadillos de salchichon
Si me atengo a cuando Juan Luis Guerra canta que para que, con la realidad no se sufra tanto, ojalá que llueva café en el campo, soñar en voz alta desahoga y además es un gesto honroso frente a las penalidades y desesperanzas ajenas que crecen. Las desigualdades aumentan porque los organismos monetarios todopoderosos han cogido el camino del más fuerte frente al de proteger al débil. Antes se llamaba el estado del bienestar, y ahora “allá te las apañes”.